sábado, 11 de diciembre de 2010

Cadete del Colegio Militar de la Nación

El CADETE del Colegio Militar de la Nación se entrelazan los valores tradicionales de los hombres de Armas, como el Honor, el Valor, el Amor a la Patria y a sus Instituciones; con las más modernas técnicas de enseñanza, lo que los posibilita de estar capacitados para afrontar los desafíos que el futuro demande a la Nación.
El Colegio Militar, es una parte de la Universidad del Ejército, y es la puerta de entrada para todo aquel que quiera servir en la Fuerza, integrando su Cuadro de "Oficiales".

 La carrera Universitaria consta de 4 años de estudio, recibiendo el titulo de:

"Licenciado en Conducción y Gestión Operativa"
Orientadas en
Armas, Contable y Logística de Material.

"Asumiendo como Oficial del Ejercito Argentino en el Rango de Subteniente"



EL UNIFORME

 
El uniforme no es solamente “un vestido peculiar y distintivo que usan los militares por concesión o por ley”. No siempre fue un traje, sólo bastaba en ocasiones, un penacho, un símbolo o un emblema, para que se “uniformara” a un grupo de hombres. El objeto era distinguir, identificar, individualizar un cuerpo. Pero algunos de ellos se convirtieron en verdaderos íconos de los ejércitos a los que pertenecían. Éste es el caso del uniforme de los Cadetes del Colegio Militar de la Nación.
Vestir un uniforme es algo muy especial, y más cuando se lo hace a una edad en la que todo se idealiza y adquiere un matiz romántico y lírico. En ese uniforme se encarna la vocación de servir desinteresadamente, al igual que un antiguo caballero a una causa noble, a la Patria. La investidura, entonces, supone una predisposición intelectual y espiritual. Intelectual porque se debe tomar conciencia del significado de estos paños y qué cosas se deben defender como valores inmutables y permanentes. Espiritual porque se necesita estar en gracia de Dios, libre de espíritu y tranquilidad de conciencia.
Este uniforme ha variado en su forma pero no en su fondo, representando valores que han sido defendidos por hombres de la talla de Saavedra, quien fue uno de los forjadores de la Patria; Belgrano, que dio los colores a la bandera; San Martín, que dio la gloria a nuestras armas; Las Heras, que fue ejemplo de subordinación y valentía; de los generales Riccheri, Savio y Mosconi, contemporáneos forjadores de un Ejército Argentino más pujante; y también de los jóvenes oficiales que, a poco de egresados, derramaron generosamente su sangre, en pos de sus ideales de una Patria mejor, como Berdina, Massaferro y Barceló. Otros, como Larrabure, son ejemplo de abnegación y entrega suprema ante un enemigo cobarde y artero. Por último, otros jóvenes como Estévez, mostraron en el campo de combate de una guerra convencional, en el intento supremo de recuperar nuestras Islas Malvinas, la grandeza sin tacha del soldado argentino.


EL SIGNIFICADO DEL UNIFORME




Más de un siglo ha transcurrido desde el uso de aquel viejo uniforme compuesto de “blusa de paño azul oscuro con reverso de terciopelo, chaleco y pantalón del mismo paño con franja punzó, botines a la Crimea y kepi”, y muchos años más han pasado desde las solemnes entregas de armas e investiduras de aquellos guerreros que encontraban en la milicia su modo de santificación.
El paso del tiempo no pudo variar la esencia de los hombres de armas que permanecen fijas, inmóviles, idénticas, más allá de los cambios, de los gustos y las modas circunstanciales. Antaño, el distintivo exterior del soldado fue su uniforme. Pero ese no era (ni es) más que la exteriorización de una uniformidad interior que esos bravos llevaban, unían y reunían. Así llegaban a ser un sólo sentimiento, un solo corazón, una sola voluntad, una sola idea y uno solo frente al enemigo.
Los uniformes son la manifestación de una comunión espiritual verdadera y, aunque en su confección no haya habido una intención deliberada, los uniformados siempre han buscado un significado en esas prendas que, con devoción, usan. Una respetable tradición se ha transmitido a través del uniforme de nuestros cadetes. Predomina en él el azul, cual horizonte que recuerda la búsqueda constante de los permanentes, el llamado a trascender y a lo trascendente y la invitación a lo divino.
Los vivos rojos simbolizan la abnegación y su modo supremo, el sacrificio. Representa la sangre derramada por la multitud de muertos por la Patria y nuestra disposición perenne de ofrendar la vida entendiendo la muerte como un acto más del servicio, pero así mismo, el acto más sublime del servicio. Es además, sinónimo de valor, victoria y alteza.
El color blanco en la gorra, en los guantes, en la cabeza y en las manos, representa la pureza de pensamientos y la nobleza de los ideales en el primer caso y la integridad de proceder en el segundo caso. Es también la firmeza, la vigilancia, la integridad y la obediencia. Los botones son dorados; siete adelante y cuatro atrás. Los primeros simbolizan los sacramentos donde el cadete debe buscar la fuerza, el alimento, la salud y la vida. Los de atrás, configuran las virtudes cardinales que debemos adquirir y practicar para un mejor servir en la milicia: Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza. Ese color dorado es símbolo de la dignidad, lealtad y constancia en nuestro obrar.
El cinturón muestra al cadete ceñido, envuelto doblemente por Dios en el cumplimiento de sus mandamientos y por la Patria en la obediencia y subordinación para su defensa. Los símbolos patrios, escarapela y escudo nacional, presiden desde lo alto todo el uniforme. Ocupan por privilegio el centro de la gorra.
El distintivo del Colegio Militar de la Nación, usado desde los primeros días de su fundación, consta de un castillo rodeado de dos gajos de laureles. El castillo significa la fortaleza, el valor, el dominio del temor y la tristeza, la entereza y la presencia de ánimo. Los laureles representan la gloria obtenida con heroísmo y nobleza siendo, además, signo visible del cumplimiento de la misión. El sable es una réplica del que usara el General San Martín durante sus campañas en América, símbolo del mando para el uso de la fuerza en el ejemplo de las virtudes sanmartinianas. En este tipo de armas, la empuñadura y la hoja simbolizan la prudencia. El pomo, la fortaleza y la cruz, la templanza.


EL ESCUDO


Torreón que conforma el emblema del Colegio Militar de la Nación. Fue elegido como el símbolo de la fortaleza, no sólo física sino también moral, que debe caracterizar al militar argentino. Enmarcando el torreón, los laureles, símbolo del honor y de la gloria. Honor que nace en las virtudes sanmartinianas, ejemplo preclaro de nuestra historia. Gloria, que llegó a través de su pasado y que compromete su pensamiento y acción en el tiempo.
 

EL SABLE 

"El símbolo de mando del Oficial"

El sable de un oficial del Ejército Argentino carecería de valor en sí mismo, si no fuera por su significado intrínseco y por el cual se constituye en su símbolo de mando.
No es un simple aditamento de sus galas e insignias, ni es por formulismo que jura sobre su empuñadura.
Cada novel oficial entenderá, a poco de conocer la traducción simbólica de las partes constitutivas de su sable, que éste le recuerda que es heredero responsable de la tradición y gloria del Ejército Argentino porque:
El Puño que simboliza "La Verdad", lleva acuñado en su Pomo el "Escudo Nacional ". El Guardamanos ofrece la misma curvatura, de origen morisco, escogida por el Gral. San Martín y representa: "Equilibrio, Justicia y Paz". Hasta Cuzco llegaron las armas argentinas libertadoras y por ello es la efigie del Cuzco la que en él aparece tallada simbolizando una de nuestras más caras tradiciones.
En el nacimiento de la Hoja están: "Marte'; Dios de la Guerra en el reverso y "La Libertad'; en el anverso.
La Hoja, de acuerdo con los propósitos de nuestro Himno Nacional, lleva inscripta con caracteres indelebles "Sean eternos los laureles". La Dragona tiene una cinta con lazo corredizo, a los efectos de que el oficial lo ciña a su muñeca al desenvainar, cinta dentro de la cual una vez extendida, cabe la cabeza de un hombre. La traducción simbólica de estos elementos del sable, sólo compete a aquel que, único depositario de su legado, deberá un día empuñarlo en cumplimiento de su deber, y es:
"Siempre que desenvaines tu sable, empuñando la Verdad y teniendo al Escudo Nacional como divisa, en defensa de nuestra Libertad, aunque te empeñes en la Guerra, las más caras y gloriosas tradiciones nacionales te protegerán la mano.
Tuya será la victoria y eternos serán los laureles pero piensa que atado a tu muñeca llevas un juramento prendido que te recuerda:
¡Más vale morir ahorcado, que traicionar a la Patria!"


Las partes del Sable

1. Puño.
2. Pomo, con el Escudo Nacional acuñado.
3. Guardamanos, con las más caras tradiciones nacionales talladas.
4. Hoja grabada.
5. Dragona y su cinta con lazo corredizo.









Aquel que este Interesado puede visitar la pagina Web del Colegio Militar de la Nación:

1 comentario:

  1. Excelente publicación, pero un sólo detalle es grado no rango. En Europa sí, es correcto rank (rango). Saludos cordiales.

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