lunes, 3 de septiembre de 2012

Sables de Proceres Argentinos

Sables de Proceres Argentinos


Sables de mando, de Las F.F.A.A. Argentinas. (Entregados a Oficiales Superiores)
Izquierda:
 Sable del Almirante Guillermo Brown

Historia: Sable curvo naval inglés con empuñadura de marfil, fabricado hacia 1811 por John Salter, que utilizara durante 15 años el marino escocés Robert Ramsay, Comandante de la Marina Real Británica, obsequiado a fines de 1826 al Almirante William Brown como muestra d
e aprecio y respeto por la causa que defendía en tierras americanas y la gallardía de sus acciones.

Centro:
 Sable del General Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano.

Historia: Sable curvo de origen francés con empuñadura de cachas de nácar y vaina dorada adornada con escenas de batallas y motivos egipcios en su empuñadura. No presenta marca de fábrica ni inscripción alguna. Se trata de un modelo de los llamados “sabre de recompense”, y aparentemente recuerda las campañas de Napoleón Bonaparte en Egipto a fines del siglo XVIII. Estos sables de lujo eran encargados especialmente a famosos espaderos y era frecuente que fueran obsequiados como muestra de gratitud a alguna personalidad militar.

El sable le fue entregado a Manuel Belgrano en el año 1813 por la Asamblea General Constituyente como premio por la victoria de Salta, del 20 de febrero de aquel año. En la sesión del 8 de marzo se acordó por unanimidad ofrecerle un sable de guarnición de oro con la siguiente inscripción grabada en su hoja: “La Asamblea Constituyente, al benemérito general Belgrano”, grabado que jamás se concretó.

Derecha: 
Sable del General Don José Francisco de San Martín.

Historia: Sable curvo inglés con empuñadura de ébano adquirido en el año 1811 por San Martín en Londres. La hoja tenía una antigüedad aproximada de 100 años al momento de ser montada por el espadero británico y carece de inscripciones salvo un pequeño trébol. Está realizada en acero de damasco y es de origen persa o sirio, fiel a la moda de la época, debido a que luego de la Campaña a las Pirámides de Napoleón Bonaparte los países europeos habían adoptado rápidamente el sable curvo oriental como símbolo de estatus, distinción y como un arma temible por su poder en combate. Los primeros ejemplares en Francia llegaron como suvenirs de los soldados que retornaban victoriosos de Egipto. Frente a la demanda creciente de la oficialidad Europea comenzaron a importarse sables, luego solamente hojas, y finalmente, se comenzó a fabricarlos íntegramente en toda Europa.



AUTOR DE LA NOTA: Pablo B. Loader

No hay comentarios:

Publicar un comentario