sábado, 9 de noviembre de 2013

Juan Manuel de Rosas, el asesino de Facundo Quiroga

Juan Manuel de Rosas,
el asesino de Facundo Quiroga

El 16 de febrero de 1835 en Cordoba, era asesinado el caudillo federal Facundo Quiroga, una de las personalidades mas importante del país en aquella época.

Quienes fueron sus asesinos?

El ex gobernador de Córdoba José Vicente Reinafé, del partido Federal, junto a sus hermanos, fueron llevados juicio por orden de Juan Manuel de Rosas.

Los hermanos Reinafé fueron condeandos por Rosas a la horca en pleno plaza de mayo, frente al cabildo.

¿Fueron realmente los Reinafé?

Santos Pérez, supuesto sicario de los Reinafé, quien antes de ser ejecutado en Plaza de Mayo gritó: “¡Rosas es el asesino!”.

Sobre las causas que habría tenido Rosas para asesinar a Quiroga:

- Facundo Quiroga le envía una carta solicitando a Rosas que ya era hora de organizar el país a través de una Constitución Nacional, pero este se niega a organizar el país, diciéndole para que queremos un "cuadernito". Días después era asesinado el caudillo federal de Quiroga.

- En junio de 1834 la legislatura eligió gobernador a Rosas (por segunda vez), pero este no acepto el cargo una y otra vez porque no le concebían las facultades extraordinarias(poder absoluto).
Se encargó provisionalmente el gobierno al presidente de la legislatura, Manuel Vicente Maza (abogado de Rosas y luego juez en el proceso contra los Reinafé) que tenía la misión de preparar la segunda gobernación de Rosas. Sólo se necesitaba un hecho político lo suficientemente grave como para conmover a la opinión pública y convencerla de que Rosas, era el único capaz de conservar el orden. De esa manera podrían otorgarle amplias "facultades extraordinarias”.

- La oligarquía terrateniente porteña, a la cual Rosas pertenecía, con sus extensos campos –cuando se exilió tenía más de 300 mil hectáreas– y su primazgo con Nicolás y Tomás Anchorena necesitaba apropiarse de una vez y para siempre de millones de hectáreas de tierras fiscales que pertenecían al Estado, y que habían sido dadas en concesión mediante la polémica Ley Nacional de Enfiteusis (arrendamiento de campos a muy bajo costo).

- La codicia que Rosas y la oligarquía tenían sobre estas tierras públicas está en labor que llevó adelante Rosas entre 1832 y 1836, luego de que se negó a asumir la segunda gobernación porque la legislatura no le otorgaba la suma del poder público.
En ese período, en el mismo momento que los ingleses tomaban posesión de Malvinas, el caudillo bonaerense organizó y encabezó, junto con los gobiernos de Mendoza, San Luis y Córdoba, una nueva campaña del desierto, para extender la frontera agrícola, en la cual perecieron más de 3 mil indios y desplazados otros tantos.

Para esta faena, Rosas, adiestró a la tropa en su estancia de Los Cerrillos y le ofreció la comandancia general a Facundo Quiroga, quien la rechazó. Luego le hizo aprobar al gobierno de la provincia de Buenos Aires, a cargo de su abogado Maza, un crédito de un millón y medio de pesos, para costear los gastos de la expedición, que contó con el apoyo del propio Rosas y sus primos los Anchorena que para consumarla suministraron ganado vacuno y caballos.

Por eso, en 1836, apenas asumió su segundo mandato, usando las facultades extraordinarias, el estanciero Rosas, por decreto desconoció la hipotecas que pesaban sobre las tierras fiscales y decidió derogar la Ley de Enfiteusis de Rivadavia, que obligaba a hacer en 1837 un revaluó del canon. Tras cartón, permitió que los ilustres enfiteutas que eran amigos, parientes y socios suyos compraran a precio vil las tierras fiscales que eran del Estado, y estableció también que aquellos arrendatarios que no pudieran comprarlas, pasarían a pagar el doble del canon pagado hasta entonces.

De esta manera, Rosas comenzó la privatización del mayor patrimonio que tenía y tiene el país aún hoy: la tierra. Con lo cual, en poquísimo tiempo, millones de hectáreas que eran del Estado fueron malvendidas. Esta política consolidó la gran concentración de la tierra que hasta el día de hoy padece la Argentina, y que por ese entonces ya vislumbraban las cifras oficiales. Estas daban cuenta, por ejemplo, de que durante el período de 1830-1852 había en la Argentina 16,4 millones de hectáreas en manos de tan solo… ¡782 propietarios! Entre estos figuraban ilustres apellidos, renombrados políticos de la época, y Rosas, que en ese período pasó a detentar de 113 mil hectáreas a 366 mil.

Sus medidas a favor del campo tuvieron un broche de oro, al año siguiente, cuando mediante una ley sancionada el 28 de mayo de 1838, el pícaro Rosas dispuso la entrega de las tierras fiscales a los jefes militares y altos funcionarios, como una manera de garantizar la impunidad de todo lo actuado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario