Carlos Pellegrini (ex-presidente)
11 de junio de 1906,
referido al HONOR MILITAR.
“El
militar tiene otros deberes y otros derechos; obedece a otras leyes,
tiene otros jueces, viste de otra manera, hasta habla y camina de otra
manera. Él está armado, tiene el privilegio de estar armado, en medio de
los ciudadanos desarmados. A él le confiamos nuestra bandera, a él le
damos las llaves de nuestras fortalezas, de nuestros arsenales y a él le
entregamos nuestros conscriptos y le damos autoridad para que disponga
de su libertad, de su voluntad, hasta de su vida.
Con una señal de su espada se mueven batallones, se abren nuestras fortalezas, se baja o sube la Bandera Nacional. Y
toda esta autoridad y todo este privilegio, se lo damos bajo una sola y
única garantía, bajo la garantía de su honor y de su palabra.
Nosotros juramos ante Dios y la Patria, con la mano puesta sobre los
Evangelios; el Militar jura sobre el puño de la espada, sobre esa hoja
que debe ser fiel, leal, brillante como un reflejo de su alma, sin
mancha y sin tacha. Por eso, la palabra de un Soldado tiene algo de
sagrado y faltar a ella es algo más que un perjurio. Y bien, Señor
Presidente, es éste el cartabón en que tienen que medirse nuestros
jóvenes militares, para saber si tienen la talla moral necesaria para
ceñir la espada, que es el legado más glorioso de aquellos héroes que
nos dieron Patria; para vestir ese uniforme lleno de dorados y galones
sería un ridículo oropel si no fuera el símbolo de una tradición de
glorias, de abnegación y de sacrificios, que obligan como un sacerdocio
al que lo lleva.”
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