"Mira a ese pobre mendigo
De aquella iglesia a la puerta,
Cuya miseria despierta
Simpática compasión.
Y que a todos los que pasan,
Tendiendo mano transida,
Pide..., con voz dolorida...
¡Una limosna..., por Dios!
A la puerta de la iglesia
Rememora sus hazañas,
Y las gloriosas campañas
Que en otros días siguió.
Y al señalar con orgullo,
De su frente..., una ancha herida...,
Pide..., con voz dolorida...
¡Una limosna..., por Dios!
Fui “soldado de los Andes”.
En Maipo..., Cabo me hicieron...
Y las balas deshicieron mi brazo en Ituzaingó.
Y entonces... mi voz se oía
En medio del fuego recio...
Y hoy me arrojan con desprecio...
¡Una limosna..., por Dios!
¡Cuántas veces en “los Andes”
al venir la madrugada...!
en medio de una nevada mi bigote emblanqueció.
Hoy..., la nieve de los años...
Mi cabello ha encanecido...
Y extendiendo la mano..., pido...
¡Una limosna..., por Dios!
Algún día moriré...,
En la tierra de mi fosa...
¿Qué alma verterá piadosa una gota de dolor?
Y cuando en algún camino
Bajo los años sucumba
¿Quién dará para mi tumba...,
¡Una limosna..., por Dios?
Cesa..., cesa en tus lamentos,
Cabo lleno de laureles...,
Que hay olvidos más crueles
Que los que llora tu voz...
La República Argentina
Bajo el yugo de un “tirano”
Pide al mundo americano:
¡Una limosna..., por Dios!"
Nuesta Historia
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